La increíble abadía de Valmagne
Hoy nos dirigimos a Villeveyrac. Vamos a descubrir la "catedral de los viñedos"...
Tras tomar una sinuosa carretera rural, llegamos a Villeveyrac y vemos el imponente edificio levantado en medio de la vegetacion y los viñedos. Cuanto más nos acercamos, más pequeño me siento ante tanta grandeza. Estoy deseando descubrir qué hay detrás de estas viejas piedras.
Al entrar en la abadía, nos encontramos rápidamente en la nave. Me deja sin aliento. Su tamaño, su arquitectura gotica y la altura de su bóveda crean una atmósfera que impone respeto. Y no estamos al final de las sorpresas: a lo largo de los pasillos de la nave hay barriles de vino, grandes barriles de varios cientos de hectolitros. Entonces comprendemos que la historia de la abadía está estrechamente ligada a la de las viñas que vimos a nuestra llegada.
A continuación, la visita nos lleva a un claustro formado por cuatro galerías, donde la luz penetra desde el jardin de la abadía. Caminamos unos metros más y nos encontramos frente a una pequeña maravilla, una magnífica fuente sobrepasada por una cupula abierta, por la que trepan vides. Decidimos sentarnos un momento para disfrutar de la belleza y la tranquilidad de este lugar...
Nuestra visita termina con una degustacion de los vinos de la abadía. Nos enteramos de que el viñedo, creado por los romanos y gestionado después por los monjes cistercienses, es ahora gestionado por la familia. ¡Una bonita anécdota que no dejaremos de contar a nuestros amigos durante nuestra próxima comida, descorchando una botella que nos recordará nuestras vacaciones al sol!
Mientras salimos de la abadía para volver a nuestro coche, no puedo evitar mirar el mapa del caserio, situado a pocos metros del monumento. Se me hace la boca agua... Todos los productos son frescos y se cocinan in situ, con ingredientes de temporada, de granja y locales. La excusa perfecta para volver a la abadía durante nuestra próxima estancia en el archipiélago de Thau.