Un día en Sète en familia
Hace ya algunos años, descubrimos Sète durante un fin de semana en pareja. Ahora somos nosotros quienes enseñamos este pequeño rincón del paraíso a nuestra hija.
Hoy brilla el sol. Hace el tiempo ideal para un día en familia en Sète. Primera parada: el "Musée de la Mer", para mostrarle a nuestra hija la historia de la ciudad, profundamente vinculada a su patrimonio marítimo.
A continuación, un paseo por los muelles. Con sus coloridas fachadas y la brisa marina, uno se creería estar en otra parte, a miles de kilómetros de nuestro hogar. Admiramos los arrastreros, esas embarcaciones con el encanto de antaño, y observamos los peces que nadan en el canal. Es imposible resistirse a todos los restaurantes, con sus animadas terrazas, donde las risas se escuchan por doquier. Es la ocasión para degustar una deliciosa «rouille» de sepia. ¡Una de las especialidades locales a las que mi marido y yo no nos podemos resistir!
A primera hora de la tarde, volvemos a salir para dar un paseo digestivo y admirar el mar desde el muelle, contra el que las olas coronadas de espuma chocan lentamente. Tenemos la agradable sorpresa de descubrir que el "Site Saint-Pierre", situado justo al lado del majestuoso "théâtre de la mer", ha sido completamente renovado. Aprovechamos para hacer una pequeña pausa aquí y, con el pretexto de la presencia de nuestra hija, disfrutar de un buen helado artesanal.
Nuestro paseo continúa a lo largo del cordón litoral y saboreamos el placer estar juntos, tan cerca de casa y tan lejos, con el mar Mediterráneo que se pierde en el horizonte...